El renacimiento de la ópera napolitana
En Barcelona, Florio y su Cappella actuaron el pasado mayo dentro del XX festival de música antigua, con una selección de fragmentos de ópera bufa napolitana de Vinci, Leo y otros, base de un disco que aparecerá a mediados de este mes editado por el dinámico sello Opus III, dentro de un programa de 10 grabaciones del grupo napolitano dedicadas a los tesoros musicales de su ciudad que irán apareciendo paulatinamente hasta el año 2000. La verdadera talla artística de la Cappella dei Turchini se percibe, en cualquier caso, viéndoles y escuchándoles en una obra completa. La energía que vuelca en sus actuaciones es tan electrizante que no sé si el disco hará justicia a su seducción en vivo. El aire entusiasta del mejor teatro independiente se ve acompañado de rigor estilístico y filológico gracias a respaldos permanentes musicológicos (Dinko Fabris),o histórico-teatrales (Federica Castaldo), haciendo así posible el milagro de esta reinvención del espíritu socrático.
La renovación italiana de la interpretación de la música antigua ve así una ramificación más a añadir a las de Fabio Biondi y Europa Galante con Vivaldi y Boccherini, Il giardini Armónico, con Vivaldi, y Rinaldo Alessandrini y el Coincerto italiano con Monteverdi o Frescobaldi. El auge, de la ópera napolitana no se limita a Italia y ahí están, por ejemplo, la inclusión de una ópera de Provenzale en la temporada de ópera de Bruselas o el reciente registro discográfico de una ópera de Traetta por René Jacobs, con la española María Bayo de protagonista.
No sé si Nápoles conseguirá algún día volver a exhibir el esplendor musical del que gozó en otras épocas, y del que dan idea los cuatro conservatorios que tenía en el siglo XVIII, el teatro San Carlo (1737) o los nombres de Farinelli, Provenzale, Gesualdo, Scarlatti, Pergolesi, Cimarosa, Rossini, Donizetti o Tosti, todos ellos ligados de una u otra forma a la ciudad del Vesubio. El renacimiento del barroco napolitano, en la forma en que se está haciendo, abre nuevas y oportunas vías de reencuentro con las raíces. Es un paso importante para recuperar glorias perdidas. La recepción entusiasta de un público en gran medida joven a estas iniciativas añade un estímulo suplementario muy gratificante.
EL PAÍS, JUAN ÁNGEL VELA
<< Home